Con esa pinta, estos altavoces-sillón parecen ideales para esos bares modernos de último diseño y altos precios. Claro que, como se le ocurra usarlos a más de una persona el follón que se oiría sería terrible.
Aunque por ahora solo son un diseño de James Owen y no se producen, permiten conectar nuestro reproductor de MP3 y disfrutar de la música mientras estamos "cómodamente" sentados. Y digo cómodamente entre comillas porque, al no tener respaldo, es fácil acabar con la espalda destrozada si estamos mucho rato sentados en ellos.
En principio parece un gran invento, desde luego muy sonoro aunque como encontremos a más de uno en el miso sitio con música diferente nos volvemos locos, aunque uno en casa sería flipante.
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